Sebastián, nuestro hijo menor, nos compartió un ensayo que escribió para una de sus clases de la universidad, y le pedí compartirlo en la columna semanal de El Poder del Amor, porque nos pareció muy sabio y aterrizado; además, está escrito desde la perspectiva del hijo con un enfoque muy justo para ambas partes. A continuación les dejamos un extracto del ensayo:
Es un tópico polémico, pero verdaderamente inevitable. Las relaciones de los padres con los hijos están en su mayoría rotas, o dañadas, pero las preguntas son ¿por qué? y ¿cuál es la solución?
Se ha creado una desconexión causada por la tecnología, el irrespeto, la desobediencia, la falta de honra, de gratitud y de comunicación. La lista podría seguir, pero estas son las causas más importantes. Es normal ver a padres e hijos hablando solamente lo necesario: para pedir dinero, para regañar a los hijos; o gritándose por todo, sin poner límites cruciales para la comunicación sana basada en la confianza. Es usual ver a una mamá pegada al teléfono y el hijo pequeño trastornado en la “tablet”, jugando para no molestar los “deberes sociales de la mamá”. Menciono este ejemplo porque las relaciones fundamentadas en la comunicación, se forman desde la niñez.
Como toda situación, hay una salida. La plataforma de toda relación esta cimentada en el amor, la confianza y la comunicación. Estos tres principios deben ser inculcados desde la niñez, para evitar grandes problemas en un futuro.
Hay soluciones prácticas para recuperar lo perdido:
Padres
El ejemplo es el gran maestro para una buena relación con sus hijos. Ser testimonio genuino de lo que quieren transmitir. No le pida a su hijo que no se drogue, tome, fume, robe, o mienta, si es lo que ve en su casa.
No lleguen a la casa con emociones descontroladas causadas por problemas en el trabajo o en el negocio. Para poder tener una comunicación sana, hay que controlar las emociones.
Tomen la responsabilidad completa sobre sus hijos, para así poder transmitirles confianza e interés. Si prometen algo, cumplan, de lo contrario crean inseguridad en sus hijos.
Pongan límites a sus hijos, para lograr armonía, respeto y honra. Establezcan reglas en la casa y consecuencias claras si no se cumplen.
Estén atentos en todo momento; denle importancia a cada hijo.
Hijos
Reflexionar sobre las consecuencias es determinante. Muchas veces tomamos decisiones sin medir los daños que podrían causarnos, o a otras personas.
Ser abiertos y procurar la comunicación con nuestros padres. La honestidad en toda situación es clave. Los años son sinónimo de sabiduría, por lo tanto es muy importante escuchar a los papás.
Dejemos de culpar a nuestros padres y hacernos las víctimas. En algunos casos, esta actitud provoca un daño mayor en la relación, de modo que tomemos las riendas de nuestra vida, salgamos adelante y procuremos tener una relación, al menos cordial con nuestros padres.
Decidamos perdonar a nuestros padres a pesar de sus errores. No son perfectos. ¡Perdonemos todos los días!
Las relaciones en general poseen una importancia determinante en el desarrollo de las personas, más aún la relación de los padres con los hijos. Son muchos los casos de padres que viven angustiados por sus hijos, o hijos que pasan la vida con resentimientos y rencores en contra sus padres. Urge sanar las relaciones de los padres con los hijos, porque de una u otra manera va a repercutir positivamente en la sociedad.
Esperamos que tanto hijos como padres podamos aprender y poner en práctica éstas reflexiones que hace Sebastián, para que como dice un pasaje en Malaquías, el corazón de los padres se vuelva hacia los hijos y el de los hijos hacia sus padres.
Estamos a tiempo de regresar al respeto, a la consideración, al amor incondicional.